Propietarios e Industriales
Antoni Puig y Darnís nació en 1871 en Vic en el seno de una familia de tradición tintorera.
Las posesiones de la familia eran considerables: efectos y útiles de tintorería, dos grandes inmuebles en Vic y, sobre todo, una industria de tintes edificada en el término de Gurb, junto al límite con el de Vic, cerca de la carretera de Manlleu. Al morir su padre, nombró a Antoni Puig y Darnís heredero universal de sus bienes.
La residencia de la familia y la oficina en Vic de la industria estaba inicialmente en la casa doble situada en la calle de Manlleu número 43; más tarde se trasladó a la calle Verdaguer número 15, cuando Antoni Puig edificó allí un imponente inmueble hacia 1922.
Antoni Puig y Darnís se casó con una prima suya, Enriqueta Porret y Darnís, natural de Figueres. La joven había recibido una delicada educación de la mano de monjas francesas, con las que había estudiado. Discreta y ahorradora, Enriqueta siempre permaneció en un segundo plano detrás del marido, a pesar de que este le había otorgado plenos poderes en 1909.
Con esta concesión Antoni Puig pretendía que su esposa pudiera administrar, regir y gobernar el establecimiento que tenía en funcionamiento para el ejercicio de la industria de la tintorería de Gurb. El documento detallaba los poderes que se conferían a Enriqueta —que eran casi totales— y demostraba la compenetración que siempre existió en el matrimonio Puig-Porret.
Enriqueta destacaba por la austeridad y la discreción. Era una persona culta, a quien le gustaba leer; apoyaba y aconsejaba al marido desde la sombra y gestionaba los asuntos domésticos de la familia. Al igual que su esposo, se sabe que Enriqueta perteneció a un grupo esperantista y que compartía la ideología catalanista de este.
Antoni Puig i Darnís fue por encima de todo un industrial. Quienes lo conocieron aseguran que los principales rasgos de su carácter eran la sencillez, la modestia y la resolución. De carácter individualista, no le gustaban las sociedades ni los consorcios; prefería tomar él mismo las decisiones y asumir los riesgos correspondientes.
Puig convirtió la fábrica de su padre en una gran industria, que en 1939 contaba con sesenta y cinco trabajadores. Lo consiguió con seriedad, honradez, una actualización constante de las técnicas más modernas y una gran intuición empresarial.
En este sentido, dos decisiones estratégicas que tomó el empresario resultaron especialmente afortunadas para incrementar el patrimonio familiar. La primera fue el comercio exterior durante la Primera Guerra Mundial, que lo enriqueció considerablemente. La segunda fue la inversión de parte de las sumas ganadas en aquella etapa en la compra de varias fincas y en la edificación de inmuebles.
A la adquisición del terreno y la construcción de La Vaqueria del Tint siguieron la compra del mas Manofre, del Pas d’en Mambla, del mas Tona y La Teuleria, así como de varios solares y una casa en la calle Verdaguer de Vic.

